jueves, junio 25, 2009

UN MANUSCRITO EN COPTO MUESTRA LA CORRECTA TRADUCCIÓN DE JUAN 1:1

Es historia conocida que cuando el Comité de la Traducción del Nuevo Mundo publicó en la década de 1950 la porción de Juan 1:1c, tal como “la Palabra era un dios”, algunos académicos en griego de tendencia trinitaria calificaron esta traducción como “gramaticalmente imposible”. Algunos ahora dan el siguiente argumento:

“Como no es difícil comprobar que este un no está presente en la traducción del griego y es sencillamente un “agregado”, los testigos de Jehová han justificado el error de traducción inventando una nueva regla gramatical. Afirman que como en griego no existe una palabra para indicar la idea de uno, y, por lo tanto, cuando una palabra no lleva el artículo determinado (o, h, to, en griego; el, la, lo, en castellano), debe colocarse delante los artículos un o una. Esta regla es falsa, primero porque en griego sí hay palabras para expresar la idea de uno, una sin que tenga que suplirlas el traductor. Una de ellas es "eiV" , "mia", "en" (uno, una, uno), que Juan utiliza repetidas veces en Juan 1,40; 6,8.70.71; 7,21.50; 9,25; 10,16.30; 11,49-50.52; 12,2.4; 13,21.23; 17,11.21.22.23; 18,14.22.26.39;19,34, etc. La otra es tiV, ti (uno-a-o ó alguno-a-o), que también es utilizada repetidas veces en el Nuevo Testamento. Si Juan hubiera deseado decir que la Palabra (Cristo) era un dios, hubiera recurrido con toda seguridad al empleo de eiV o de tiV.” El comentario anterior, muestra un argumento poco serio en términos de traducción, en el cual generaliza el uso de los numerales y pronombres indefinidos como única herramienta para denotar indefinición en un sustantivo predicativo sin artículo. Es cierto que la carencia del artículo indefinido a veces es suplida en koiné por los numerales o pronombres indefinidos, pero esto no es siempre el caso.

El griego koiné es una mixtura de griego clásico con semitismos. El griego clásico no usa los numerales para suplir indefinición. El koiné también, como el anterior, usa en muchos casos sustantivos sin artículos cuando estos son indefinidos, y no es cierto que en koiné deban usarse “con toda seguridad” el numeral eiV o el pronombre indefinido tiV en correspondencia al artículo indefinido "un", que sí existe en el griego moderno, pero que no existe en griego clásico (ático), ni en el griego koiné.

Aquí se afirma que el Comité de la Traducción del Nuevo Mundo ha inventado una regla para traducir Juan 1:1c, agregando un artículo indefinido que no aparece, pero lo que hay que entender es que al traducir de una lengua a otra, las palabras “agregadas” muchas veces son fundamentales para un correcto entendimiento. Lo que revela un manuscrito de fines del siglo II, que contiene la traducción del Evangelio de Juan al Copto, confirma este criterio de traducción.

Historia del Copto

El copto es el descendiente directo de la lengua hablada en el antiguo Egipto y que aparece escrita en jeroglífico y en los alfabetos hierático y demótico. El alfabeto copto es una versión ligeramente modificada del alfabeto griego, con algunas letras tomadas directamente del demótico. Como lengua cotidiana tuvo su apogeo entre el siglo III y el siglo XII. En la actualidad sobrevive como lengua litúrgica de la Iglesia Ortodoxa Copta.

A partir del año 100, antes de nuestra era, el antiguo sistema de escritura demótico fue sustituido por una adaptación del alfabeto griego al que se denomina alfabeto copto, que con la difusión del cristianismo alcanzó nivel literario, siendo la traducción de la Biblia al copto sahídico (mediados del siglo III) de enorme importancia al respecto.

La lengua copta tiene seis dialectos, siendo los más importantes el sahídico y el bohaírico, asociados respectivamente con el Alto y el Bajo Egipto. El copto fue una lengua hablada por los cristianos nominales egipcios en el dialecto sahídico hasta que fue reemplazado por el dialecto bohaírico en la liturgia eclesiástica en el siglo XI.

El artículo definido

El copto cuenta con artículos definidos, que era inexistentes en egipcio clásico, procedentes de demostrativos (tal como sucede en las lenguas románicas): masculino. p- / pi / pe,

fem. t- / ti / te; con plural en n-. Ejemplos: rôme 'hombre', p.rôme 'el hombre'; n.rôme 'los hombres'; p.saje 'la palabra'; ti.polis 'la ciudad', n.halate 'los pájaros.

El artículo indefinido

Era inexistente en egipcio antiguo tal como sucede en latín, evoluciona a partir del numeral para '1' ou: ei 'casa', ou.ei 'una casa', hen.ei 'unas casas'.

Antiguas traducciones

La lengua original en la que se escribieron los Evangelios en el siglo I, con la excepción del Evangelio de Mateo, fue el griego koiné. Para alrededor del año 200, de nuestra era, se han encontrado traducciones de los Evangelios en latín, siriaco y copto.

Para ilustrar veamos el original de Juan 1:1 en koiné: en arch hn o logoV kai o logoV hn proV ton qeon kai qeoV hn o logoV (en principio era el logos y el logos estaba con el dios y dios era el logos)

El griego koiné, carece de artículo indefinido, por lo cual, es materia de gran de discusión por parte de los académicos si el sustantivo qeoV en la cláusula "kai qeoV hn o logoV" debe traducirse “el logos era Dios” o “el logos era un dios”.

En cambio, las antiguas versiones latinas de Juan 1:1 traducen de esta manera: “In initio erat verbum, et verbum erat apud deum, et deus erat verbum”.

Lo cual literalmente se traduce: “En inicio era verbo, y verbo estaba con dios, y dios era verbo”

El latín, al carecer de artículo definido y de indefinido, obliga al traductor a guiarse solo del contexto para traducir la definición o indefinición de un sustantivo predicativo en una cópula. Por lo tanto, el traductor debe añadir los artículos correspondientes cuando traduce al latín: “En [el] inicio era [el] verbo”

Note que si no atendemos al contexto podríamos traducir Juan 1:1b del latín como “y el Verbo estaba con [un] dios” y esto gramaticalmente sería correcto, pero se entiende que “apud deum” se refiera a “con Dios”, lo que en koiné sí está claro por la aplicación del artículo definido.

El Comité de la Traducción del Nuevo Mundo ha manifestado —otros académicos también— que la simple lógica del texto impide traducir “el Logos era Dios”, dado que la cláusula precedente dice que “el Logos estaba con Dios”. Por el contrario, la mayoría de las Biblias traducidas por las iglesias trinitarias traducen “el Verbo era Dios”, causando confusión al presentar al Hijo de Dios como el mismo Dios con el que está.

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